Hay momentos en los que algo se desordena. El cuerpo no descansa, los pensamientos se enroscan, las ganas se apagan.
A veces se siente ansiedad, angustia, insomnio, tristeza o simplemente un malestar que no se puede nombrar.
No siempre es claro por qué. Pero sí puede haber un lugar desde donde empezar a alojar eso que no encuentra salida.
En Viví tu terapia proponemos un espacio para que eso que duele encuentre un modo.
Sin apuro. Sin recetas. Sin exigencias. Pero con escucha. Con tiempo. Con presencia.
No somos curanderos. No tenemos fórmulas mágicas.
Lo que sí ofrecemos es un espacio. Un tiempo. Una posibilidad.
A veces alguien llega diciendo que no sabe qué le pasa.
O que se siente mal “sin motivo”.
O que ya intentó hablar, pero no encontró un lugar donde lo que le ocurre fuera tomado en serio.
En esos casos, lo que nos orienta es una idea sencilla, aunque profunda:
“No se cura uno porque rememora uno. Rememora uno porque se cura.”
— J. Lacan
¿Qué quiere decir esto? Que no hace falta tener todo claro para empezar.
No es necesario recordar todo, ni entenderlo todo, para que algo empiece a moverse.
A veces, cuando uno empieza a hablar —aunque no sepa muy bien de qué—, algo cambia.
Las palabras no son mágicas, pero pueden abrir una vía.
Porque cuando eso que duele encuentra un modo de decirse, ya no duele igual.
Nuestro trabajo no consiste en juzgar ni en indicar el camino. Acompañamos. Escuchamos. Esperamos.
Y también intervenimos cuando hace falta. Pero no desde la certeza, sino desde la pregunta.
Lo que proponemos es un espacio lo suficientemente cómodo para que lo incómodo pueda aparecer.
No es un lugar sacrificial, ni un consultorio que promueva el dolor como vía obligatoria de crecimiento, en nombre de esa idea tan instalada de que “lo que no mata, fortalece”.
No creemos que haya que sufrir más para estar mejor.
Pero tampoco creemos que haya que evitarlo todo.
Nos importa tocar lo que duele, sí, pero con cuidado. Con respeto. Con humanidad. Como quien cuida al herido, a alguien que ha sufrido, que se ha detenido, y que ahora busca avanzar de otro modo.
Si algo te pasa y no sabés cómo nombrarlo, si lo que te ocurre no encaja en etiquetas, si sentís que algo no anda bien pero no sabés por dónde empezar,
tal vez podamos encontrarnos ahí: en ese punto donde empieza el trabajo.
Viví tu terapia no es solo un nombre.
Es una invitación: a vivir tu propio proceso, con tus palabras, tu ritmo y tu forma.
No hay una única manera de hacerlo. Pero hay un espacio disponible para intentarlo.